lunes, 25 de octubre de 2021

LA BUROCRACIA APLASTA A LOS DOCENTES (Alfredo Aranda Platero)


La deriva burocrática en la que ha caído la educación, como si de una trampa se tratase, se ha convertido en un problema que amenaza con ser irresoluble, dada la obstinación de los poderes educativos en convertir a los docentes en oficinistas y administrativos que rumien datos para obtener estadísticas que presentar a la administración para que esta pueda demostrar, sacando pecho, lo bien que va todo a través de gráficas, diagrama de barras, gráficos de sectores o pictogramas molones.

Cada paso que un docente da tiene que estar ilustrado con informes y actas; lo que, al final, hará que muchos docentes aborrezcan su trabajo al no poder realizarlo sin el entramado burocrático en el que están enredados, y, así, la desmotivación se convertirá en un virus que anide y destruya la resistencia de la vocación docente, por muy fuerte que esta sea.

En el proceso de enseñanza-aprendizaje la burocracia es algo inútil, que no aporta nada a la capacidad de un docente de transmitir conocimientos y valores; más bien al contrario, lo que conlleva es una pérdida de tiempo que perjudica a la actividad docente, así como el desaliento que produce la impotencia de estar sujetos, encadenados, a labores superfluas que la administración fiscaliza, inspecciona, con mano de hierro como si de ello dependiera el éxito educativo.

Que la importante e insustituible labor de enseñar, se vea minada y estrangulada por tediosas tareas administrativas constituye una de las agresiones más dañinas que se le puede hacer al sistema educativo, dado que los docentes necesitan tiempo para reflexionar, buscar estrategias educativas, analizar situaciones para establecer mejoras en su actividad profesional, etc. Todas estas necesidades han sido abolidas, invalidadas, prácticamente prohibidas por quien prefiere que los docentes dediquen interminables horas a rellenar todo tipo de documentos que, al final, solo son una imposición jerárquica y coercitiva que alimenta únicamente las estadísticas para almacenar en la nube. 

 Se necesita, con urgencia, un cambio de modelo que garantice que los docentes se dediquen a la docencia como función principal, y que las tareas administrativas las realicen personal contratado a tal efecto. La consejera debe de dejar de mirar a los centros con prismáticos, desde sus reales aposentos, y acercarse a la realidad de las aulas, así advertiría que el exceso de normas, trámites y papeleos dificulta la relación de los docentes con los alumnos, con sus compañeros, con los progenitores y, por tanto, perjudica seriamente la salud del sistema educativo.

Es prioritario abordar este asunto a la mayor brevedad posible. La Consejería de Educación debe convocar la mesa de negociación donde estamos representados los sindicatos del sector educativo para iniciar un análisis pormenorizado de la situación en la que están los centros y buscar las soluciones para terminar, de una vez por todas, con la burocracia agresiva que se ha instalado en los centros y que ya podemos considerar como endémica.

Podemos acabar con esta pandemia del burocratismo improductivo analizando las razones por las que el sistema ha caído en el pozo de la burocracia y ha alcanzado dimensiones inabarcables, desproporcionadas y aterradoras que aliena al docente al encontrarse este dentro de una maquinaria que le arrastra hacia un sinsentido de gestiones, proceso y tramitaciones.

Analizar las causas políticas, económicas o de otra índole que han favorecido este crecimiento brutal de los quehaceres burocráticos y cómo minimizar su impacto en el docente, podría ser un buen inicio, si la administración educativa estuviera por la labor, para encontrar una solución que se me antoja necesaria y urgente. 

* Alfredo Aranda Platero (Vicepresidente Sindicato PIDE)

martes, 19 de octubre de 2021

LA BUROCRATIZACIÓN DE LA ENSEÑANZA (Alfredo Aranda Platero)

Siempre pensé que una educación libre de burocracia y centrada en la docencia era posible; pero no, es solo una quimera, una ilusión frustrada, porque la realidad es otra bien distinta. Es la burocracia la que todo lo emponzoña: el papeleo, los trámites, las normas, actas, planes, formularios, proyectos y un kilométrico etcétera sepultan a los docentes y los aleja de su primigenia labor.  

El proceso de enseñanza-aprendizaje tiene un poderoso y enrevesado enemigo: la burocracia. Piensan las autoridades educativas que este tedioso trabajo, meramente administrativo, que realizan los docentes es necesario para establecer un control sobre el funcionamiento de los centros, pero lo que consiguen es que la acción educativa pierda calidad. Nuestros gestores educativos prefieren, inexplicablemente, que los docentes dediquen más tiempo a papeleos abrumadores que a sus alumnos; lo que supone una grave irresponsabilidad por su parte, dado que están desnaturalizando la labor docente.  

 Me decía, no hace mucho tiempo, una directora de un colegio que la inspección la presionaba para que pusiera en funcionamiento el programa «aula del futuro» y que tenía bastante jodido el presente como para ahora pensar en aulas del futuro, que no daba abasto con más planes y programas, que vivía en una perenne angustia por todo el entramado burocrático en el que estaba atrapada. 

La gota que colma el vaso es el plan de igualdad, que mantiene a los equipos directivos con el agua al cuello. Al margen de que la necesidad de dicho plan esté justificada, la carga de trabajo ímprobo que conlleva y la presión que se está ejerciendo a los centros, desde Jefatura de Servicio de Innovación y Formación del Profesorado, para su desarrollo está provocando un profundo rechazo que bien pudiera desembocar en una negativa de los centros a desarrollar este y a otros planes. 

La consejería de educación, alejada de la realidad, asedia con todo tipo de tareas no docentes a los profesores que, sin tiempo y sin reconocimiento, están cada vez más cansados y hartos de la situación insostenible en la que sobreviven.  

 Muchas de estas labores no docentes los profesores las realizan fuera de su jornada laboral, lo que además de ser un abuso les quita tiempo para centrarse en lo que verdaderamente importa: la docencia directa con los alumnos y la búsqueda y adaptación de estrategias educativas para favorecer el aprendizaje.  

 Las autoridades educativas demuestran una peligrosa ignorancia y una tozudez que se me antoja incurable por su persistencia, que hace que la incertidumbre más turbadora se cierna sobre el futuro de la educación. 

Es imprescindible contratar al personal necesario de Administración y Servicios en todos los centros educativos. Hay muchas tareas administrativas y burocráticas que las podrían realizar dicho personal para descargar de ese trabajo a los docentes, cuya principal labor debería ser la enseñanza. 

Ya de por sí el trabajo de los docentes es denso, como para cargarles con más tareas, pues no solo transmiten conocimiento, sino también valores necesarios para logar ciudadanos respetuosos y con espíritu crítico. Para lleva a cabo su labor tienen que programar y establecer estrategias, así como evaluar el proceso de enseñanza-aprendizaje, atendiendo a las características individuales de cada alumno.  

 Los docentes están al albur de los vaivenes normativos y del empecinamiento de las autoridades educativas de implementar todo tipo de experimentos, planes y proyectos, sin dotar a los centros de mecanismos para poder afrontar la carga burocrática que conllevan. Trabajar en este ambiente de estrés socava la motivación necesaria para que un docente desarrolle su labor con la eficiencia adecuada. Si a esta turbadora realidad le sumamos la presión que ejerce la inspección educativa para que se cumplan con los plazos estrictos y normalmente cortos, en la entrega todo tipo de documentos, los docentes se sienten asfixiados. Toda esta rigidez administrativa, todas estas formalidades superfluas y todos estos trámites laboriosos lo que demuestra es que estamos antes una administración deshumanizada que desconoce la realidad de los centros y que pone a la labor docente ante el abismo. 

*Vicepresidente del sindicato de enseñanza PIDE