lunes, 13 de marzo de 2017

Deberes escolares: “Vuelta la burra al trigo”. Por Alfredo Aranda

Deberes escolares: “Vuelta la burra al trigo”.
El jueves 9 de marzo de 2016 en “tribuna abierta” de El Periódico el Sr. Víctor Bermúdez Torres, miembro del Consejo Escolar de Extremadura, tachó la posición de PIDE en contra de los cuestionarios sobre los deberes de “rabieta sindical” en su artículo “Deberes, rabieta sindical y huelga educativa”.
Es preocupante que un miembro del Consejo Escolar, activista político y profesor de filosofía, como el Sr. Bermúdez tergiverse la realidad e intente menospreciar los argumentos de quien no está de acuerdo con él.
El Sr. Bermúdez dice no entender por qué no nos ha sentado bien la propuesta de regular los deberes y que parecemos, añade, “defender un modelo pedagógico más tradicional aún que el tardofranquismo”. Cuando alguien pasa al insulto, como ha hecho el Sr. Bermúdez, ya ha perdido la razón; acusar a un tercero de actitudes franquistas, tardofranquistas o neofranquistas es un insulto, dado que todos conocemos los desastres de la miserable dictadura que vivimos durante 40 años. Además alguien que defiende, como el Sr. Bermúdez, la religión dentro de la escuela es el menos indicado para acusar a nadie de actitudes franquistas, y menos a PIDE que ha defendido siempre que la religión debe salir de las aulas y que la educación pública debe ser la única financiada con dinero público. Exactamente lo contrario piensa el Sr. Bermúdez que, en la extraña deriva ideológica que ha emprendido, parece haberse hermanado con los tradicionales posicionamientos ideológicos defensores de la religión.
Nos recuerda el Sr. Bermúdez que PIDE fue uno de los 8 miembros de la comisión de los deberes, por lo que le parece extraño la protesta sindical en contra de los cuestionarios. Efectivamente, Sr. Víctor Bermúdez, fuimos uno de los ocho miembros; se lo repito, 1 de 8; se lo reitero, un octavo (ese fue el peso de PIDE en la comisión). Poco más hay que decir.
El ínclito Don Víctor nos pregunta qué hay de malo en los cuestionarios y acusa a PIDE de un corporativismo ciego y dogmático. De la acusación no voy a invertir tiempo es defendernos porque viene del defensor de la religión en la escuela, por tanto de cegueras y dogmatismo el acusador va servido. Pero sobre qué hay de malo en los cuestionarios si debo expresarme. Los cuestionarios, como ya he dicho en ocasiones varias, son profundamente descompensados dado que todos los padres, todas las madres y todos los alumnos de los grupos seleccionados podrán participar, mientras que por parte de los docentes solo el tutor será escuchado. El resto de profesores serán silenciados. También hay que recordar, para los olvidadizos, que en la comisión permanente del Consejo Escolar de Extremadura, no se permitió hacer ninguna enmienda, lo que constituye un claro síntoma de imposición. Y añado también que en dichos cuestionarios no tienen ningún reflejo preguntas muy interesantes para una tipología determinada de padres, cuestiones que evaluaran la sobrecarga de actividades extraescolares a las que muchos padres someten a sus hijos, o el nivel de satisfacción con el resultado académico de sus hijos y su nivel de esfuerzo, o si conocen el funcionamiento del centro, si cuestionan la decisiones “disciplinarias” que los docentes toman con respecto al comportamiento de los alumnos, etc. Preguntas que evalúen a los padres y madres, dado que estos también tienen responsabilidad en el éxito o fracaso de los escolares. Polarizar la discusión entre deberes “sí” o deberes “no” es inapropiado, es una actitud maniqueísta que no lleva a solucionar ningún problema. Los deberes no son malos, otra cosa es que se utilicen mal, se manden deberes inapropiados o en cantidad excesiva. Pero ese es otro debate. Hay que partir de deberes “sí” pero añadiendo “según y cómo”.
Dice la sabiduría popular que no hay peor ciego que el que no quiere ver ni peor sordo que le que no quiere oír. El señor Bermúdez argumenta que los deberes hay que racionalizarlos, que es lo que vengo diciendo desde hace mucho tiempo y en muchos foros diferentes, pero parece que el Sr. Bermúdez ni ve ni oye.
Los deberes cuando son de calidad y racionalizados son beneficiosos para los niños. Eso quedó claro, en su momento, en el informe PISA. En 2014 un estudio de la OCDE demostró que en alumnos de 15 años los deberes eran positivos, aunque reconocían también la importancia de la relación estudiante-profesor, las tutorías personalizadas y el sistema educativo de la nación. En su día el informe PISA concluyó que los deberes son una oportunidad más para el aprendizaje, pero que había que buscar fórmulas para evitar las desigualdades socioeconómicas de los alumnos desfavorecidos. Resulta muy difícil, inútil podríamos decir, convencer a alguien de que vea lo que no quiere ver. Aunque no pierdo la esperanza del que el Sr Bermúdez abandone el maniqueísmo al que parece estar asido con inusitada fuerza, y desista de actitudes inmovilistas y cínicas en las que con tanta naturalidad se nueve, y empiece, por fin, a entender que las cosas no son blancas o negras, y que en la gama de grises reside, normalmente, la razón.
En realidad el Sr. Bermúdez y yo estamos de acuerdo en más cosas de las que puede parecer a primeva vista. Estamos de acuerdo en que es conveniente racionalizar los deberes y que estos sean de calidad, coincidimos en lo perjudicial que es el exceso de ratio y la falta de medios y, en líneas generales, ambos convenimos que la LOMCE hay que derogarla. Pero no estamos de acuerdo en otras cuestiones: él quiere la religión dentro de la escuela, yo no; él quiere los cuestionarios sobre los deberes aunque estos silencien a la mayoría de profesores, yo no; él recela de los deberes con contumaz insistencia, yo no…Al margen de coincidencias y divergencias, lo sano es debatir y enfrentar ideas para llegar a un punto de encuentro. Y si esto lo hacemos con la mente abierta y desde el respeto, mucho mejor.

Alfredo Aranda Platero
Vicepresidente de PIDE

3 comentarios:

  1. Seré breve, Alfredo, porque veo que, de nuevo, has perdido la compostura. Lo primero para dialogar (como reclamas al final, después de haberte despachado a gusto) no solo es respetar a quién no comparte tus planteamientos (cínico, inmovilista, “ínclito” con ironía, son algunos de los descalificativos personales que se me dedican), sino también mantener un mínimo de honestidad intelectual y no acudir al ataque ni a la falacia. Por ejemplo, a la falacia de atacar a tu oponente con asuntos que no tienen nada que ver aquí (la cuestión de la religión) para desacreditarle a él antes que a sus argumentos. Una cuestión, además, la de mi posición en el asunto de la religión, que deformas para generar aún más descrédito (falacia del hombre de paja, se llama popularmente). Llegas a insinuar, incluso, aun si decirlo, que estoy a favor de la educación concertada (pues ataco al sindicato que está en contra de la misma), otra falsedad que no tiene nada que ver con el asunto que nos ocupa. Para quien no lo sepa (y aunque esto tendría que ser absolutamente innecesario), yo no defiendo la religión en la escuela, sino su no eliminación de forma unilateral y no democrática, y siempre he defendido públicamente la eliminación de los conciertos. Salvada las falacias “ad hominem”, veamos lo que dices:

    Dices que la alusión al tardofranquismo es un insulto. Yo no lo veo así. Es un hecho que a finales del franquismo se llegaron a proyectar leyes para eliminar los deberes por motivos pedagógicos. Y es un hecho, por este y otros datos, que el enfoque pedagógico y las propuestas didácticas de muchos de los legisladores, técnicos y docentes de la década de los 70 eran diferentes (a mi juicio, en más de un aspecto, más “avanzadas”) a las opiniones que escucho a muchos de mis compañeros (por ejemplo, en torno a los deberes) más de cuarenta años después. Si te has tomado esto como un insulto, lo siento. No era en absoluto mi intención.
    (Sigue)

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  2. En cuanto al lugar de PIDE en el grupo de trabajo creado en el seno del Consejo Escolar para realizar el cuestionario, no consideré necesario subrayar que su delegado era uno entre ocho. ¿Qué quería? ¿Tres? De sindicatos solo había dos representantes, y uno era de PIDE, mientras que otros sindicatos ni siquiera estaban representados. Por lo demás, esos ocho, tras prolongadas discusiones, logramos consensuar todas y cada una de las preguntas del cuestionario. Una a una. Hora tras hora. Una veces se aceptaron las propuestas de PIDE y otras no. Pero todos estábamos de acuerdo con respetar el resultado. Se ganara o se perdiera (¿en eso consiste la democracia, no?). Por eso ha sido una sorpresa para todos que, tras todo ese trabajo, PIDE decida, a posteriori, y sin previo aviso, desmarcarse del cuestionario y pedir la insumisión del profesorado. Si no se estaba dispuesto a aceptar otro cuestionario que no fuera aquel que satisficiera plenamente a Pide, ¿por que se avino Pide a participar en el grupo de trabajo? Lo siento, pero esa actitud me sigue pareciendo una rabieta: como el grupo no adopta mis propuestas, boicoteo al final, y sin avisar, el trabajo de todos.

    La no aceptación de enmiendas en la Comisión permanente del Consejo Escolar. De un lado esto se justifica por no tratarse de una ley o del dictamen a una ley, sino de un simple cuestionario. De otro lado, me parece lógico no aceptar enmiendas una vez que el grupo de trabajo no está, como tal, en esa Comisión Permanente. Si se organiza y hace trabajar, durante meses, a un grupo de consejeros, donde están representados todos los miembros de la comunidad educativa, para que elaboren un documento, no tiene sentido enmendarles la plana luego, en una comisión. Para eso, mejor sería que el cuestionario lo realizara esa comisión permanente y punto. ¿No te parece?

    En cuanto al tema de la descompensación del cuestionario. Según me han explicado, esto es por motivos técnicos, y hay que tener en cuenta que la posición del tutor (que en primaria es el principal profesor y en secundaria ha de representar al equipo docente) será ponderada de modo que se equipare a la opinión de alumnos y padres. En cualquier caso, si te fijas, yo no me he centrado en este argumento vuestro (me parece muy bien que se discuta la validez técnica de un cuestionario, que es un asunto, además, complejo). Lo que critico en este artículo, y en otro del diario.es, es vuestro argumento (compartido con PIDE y CSI-F), leído en vuestras notas de prensa, relativo al ataque que, según vosotros, supone a la autonomía y dignidad del profesorado hacer encuestas como estas (o algunas de sus preguntas) y, en general, tratar del asunto de los deberes. Mi opinión es que el asunto de los deberes compete a toda la comunidad educativa.

    En cuanto al tema de los deberes y su valor educativo, ya hemos, ambos manifestado nuestra postura al respecto en una serie de artículos en la prensa. Mi postura se refleja aquí: http://www.eldiario.es/eldiarioex/debemos-hacer-deberes_0_569393935.html http://www.eldiario.es/eldiarioex/huelga-deberes_0_579193057.html http://www.eldiario.es/eldiarioex/educacion/Dialogo-cambio-educativo-deberes_0_584791899.html


    Por último, un favor, Alfredo. Ya que defiendes el debate, te ruego permitas que este texto, junto con algún otro que se te ha enviado antes (uno de Antonio Gordillo, por ejemplo), aparezca en los comentarios del blog en que has publicado esta nota.

    Muchas gracias. Un cordial saludo.

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  3. Hola Víctor, me agrada que aparezcas en este post. Pero no ha sido breve tu intervención como decías. Reconozco que pude excederme en los adjetivos, pero inducido por tu anterior artículo. Pareces no darte cuenta que en muchas ocasiones sueles faltar a los demás quizá un poco cegado por esa autoridad moral con la que pareces hablar siempre. Nunca he dicho que estés a favor de la educación concertada pues hay escritos tuyos que van en línea contraria.

    Para mí tachar a alguien de actitudes tardofranquistas es un insulto, una forma de descreditar argumentos contrario (de lo que tú me acusas a mí, vamos; por eso utilicé el adjetivo “cínico”). Pero si no lo utilizaste con la intención de insultar, me quedo más tranquilo.

    PIDE participó en la comisión siendo uno de ocho e intentamos que la cosas fuera lo mejor posible, pero de entrada ya dijimos, por activa y por pasiva, que no estábamos de acuerdo con los cuestionarios ni en el fondo ni en la forma, y nos mantenemos fieles a ese planteamiento y si mantenernos fieles te parece una rabieta pues te equivocas.


    Claro que hubiera sido conveniente poder hacer enmiendas. La comisión hace un primer trabajo y la comisión permanente del Consejero Escolar (y por qué no también el Pleno) deberían haber podido hacer enmiendas para terminar de depurar el documento (hubiera sido más de todos).

    La descompensación tiene mucho que ver con “las formas” al margen de ponderaciones. Que los padres y madres puedan realizar el cuestionario por separado (además de los alumnos, claro) y que solo el tutor sea el “agraciado” queda “feo” que dirían en mi pueblo. También las formas son importantes.

    Es injerencia en la actividad docente sobre todo por las formas con las que se ha llevado a cabo el asunto. Además de silenciar a la mayor parte del claustro, dado que solo el tutor de 4 de primaria y segundo de ESO podrán expresarse. Si es algo que afecta al profesorado dejemos, entonces, que todos los profesores opinen. ¿No te parece? Y que también se evalúe a los padres y madres como tales, porque tienen mucho que ver con el éxito o fracasos de sus hijos. No se puede poner el acento siempre en el mismo sitio. Eso es lo que más nos molesta. Hay que evaluarlo todo, y no solo los deberes y a los docentes. Hay que evaluar a los padres y madres, al sistema educativo en su conjunto, a las autoridades educativas…

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