El
problema de los interinos.
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¿Qué poca memoria tenemos! Sobre todo si no va con nosotros. Algunos hemos olvidado cómo nos hicimos funcionarios en aquellas "restringidas", otros hemos olvidado cómo pasamos de la FP a los institutos cuando la fusión de cuerpos, los de más allá han olvidado su acceso a la condición de catedráticos sin pasar un solo examen y, en fin, algunos ya no recuerdan cómo llegaron a inspectores de educación. Pero cuando se trata de aplicar justicia a los interinos de la enseñanza ¿qué ecuánimes somos! Además de dar sus clases durante el curso, los interinos deben demostrar que han dedicado tanto tiempo a estudiar los temas como los que tienen todo el día para estudiar. Y el caso es que la labor educativa, en los institutos al menos, pasa más por "socializar" adolescentes que por instruirles. Los conocimientos de cualquier licenciado sirven de sobra para instruirles, pero para "socializarles" vienen estupendamente bien la juventud, la experiencia y las ganas. Llevo 25 años con la tiza en la mano de instituto en instituto, siete de ellos como jefe de estudios, y me atrevo a decir que la gran mayoría de los interinos son unos profesionales excelentes que reúnen juventud, experiencia, ganas y, por supuesto, bagaje intelectual sobrado. |
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