Con la convocatoria masiva de una oferta de empleo público de
4.500 plazas en Primaria para la función docente, la Consejería
de Educación de la Junta de Andalucía quiere discriminar,
desacreditar y marginar al colectivo de docentes interinos.
Hemos sido utilizados como mano de obra barata con nombramientos y
ceses cada curso escolar. La Consejería ha hecho y hace uso del
colectivo de interinos como el que hace uso de un pañuelo de
papel de usar y tirar. Esta consejera quiere echar a unos cuantos miles
de interinos o desplazarlos a largas -distancias geográficas
de su residencia familiar. Nos obligan anualmente a completar un formulario
con la elección voluntaria de 100 centros/localidades para que,
en teoría, se eviten los desplazamientos largos, y esto en la
práctica resulta no ser cierto (tengo un destino a 150 km. de
mi residencia familiar, recorriendo diariamente 300 km.)
Nos arriesgamos innecesariamente en la carreteras porque el sistema
informático de adjudicación de vacantes no interpreta
nada más que números (así es como se nos considera,
números en una lista y no personas).
Intentamos mantener un equilibrio y una estabilidad familiar, curso
tras curso, porque no podemos ni queremos permitir un desequilibrio
psicológico y social en nuestros hijos cambiándolos todos
los años de centro escolar.
Somos utilizados para cubrir vacantes o sustituciones donde el cálculo
y los desajustes no han permitido programar con antelación suficiente,
y muchas veces son restos de horarios que nadie quiere y que nos obligan
a una continua adaptación.
No se nos reconoce la antigüedad ni a nivel administrativo ni
a nivel económico.
Conseguimos una mayor y mejor formación docente en nuestra especialidad
o en otra (licenciatura, cursos, jornadas/, seminarios), y tampoco se
nos reconoce esa formación, ni administrativa ni económicamente.
Tampoco podemos acceder a ningún tipo de promoción interna,
sistema de puntos, cargo directivo, etc.
¡Basta ya de atropellos, basuras y palabrería barata!
¿Dónde está la protección social y familiar
de los más desfavorecidos? También los docentes interinos
somos desfavorecidos. ¿Y dónde se cumple el lema de «a
igual, trabajo, igual salario»?
Queremos soluciones ya. La bolsa es enorme, con más de 20.000
docentes interinos, y aumentando. Está claro, aparte de que el
cálculo y la programación son asignaturas no superadas
en la Administración educativa andaluza, que los interinos salimos,
mucho más baratos. Así, la palabrería barata, el
miedo y la desestabilidad son las asignaturas que dominan. ¿Dónde
está la modernización de Andalucía, el pleno empleo
y la ayuda a las familias andaluzas de docentes interinos?
Queremos oportunidades de empleo reales, estabilidad y promoción.
La oferta de empleo público debe dirigirse a los docentes en
paro-, calculando, por supuesto, el número real de plazas nuevas
y dando oportunidades así a miles de parados preparados expresamente
a tal efecto.
Ni que decir tiene que el sistema educativo, y por tanto, la función
docente, necesita interinos, pero esta interinidad no debería
sobrepasar un tiempo limitado, que tras la experiencia y formación
adquiridas debería dar paso a una estabilidad definitiva.
Queremos una estabilidad laboral que reconozca los derechos y méritos
adquiridos a lo largo de nuestra vida de docente, unida, por supuesto,
a una estabilidad familiar, porque nuestra familia también se
lo merece.
¿Dónde está reflejado el colectivo de interinos
en la LOCE cuando habla en el capítulo 11 sobre la valoración
de la función pública docente? ¿Dónde se
encuentra el colectivo cuando se nombra la carrera docente en la valoración-,de
«los méritos de formación académico y experiencia
docente previa»? ¿Dónde está el colectivo
cuando se dice que «La Administración del Estado y las
Comunidades Autónomas, en el marco de la Conferencia de Educación,
impulsarán el estudio y la implantación de medidas destinadas
al desarrollo de la carrera profesional de los funcionarios docentes»?
Con todo lo expuesto queda suficientemente claro, señores políticos,
sindicalistas y asociados, que no viven la realidad pura y dura de un
interino, que no todos somos iguales en nuestro trabajo y esfuerzo,
y que es inaceptable e injusto competir en igualdad de condiciones con
un opositor en paro.
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