LA CEBADA AL RABO
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A la Consejería de Educación Ciencia y Tecnología habría que dedicarle una canción del corte de aquellas que se cantaban en los colegios de pago “Qué buenas son las hermanas...., qué buenas son que nos llevan de excursión”, porque el paseíllo nos lo van dando y nosotros lo recibimos con salvas y aplausos. “Qué bien que salgan tantas plazas a oposición...” cantó a coro la comunidad antes del viaje. A fecha de hoy, el billete es sin regreso, de ida a la sima del paro. La Consejería que solía dar el silencio por respuesta en años precedentes ha cambiado de look y se digna a sacar notas explicativas en las que arguye que las organizaciones sindicales han estado presentes en todo el proceso del desarrollo de las oposiciones (nota del 28 de julio de 2003) lo que según la citada Consejería equivaldría a legitimar el proceso por aquiescencia, connivencia o como se quiera de todos los sindicatos. Y es aquí donde conviene matizar que en estos trances, a los sindicatos, les toca el pañuelo en el juego de la gallina ciega que son las oposiciones. Y es que estar presentes en el proceso de desarrollo de la oposición no equivale a decir que aquellas peticiones que se hicieron desde algunos sindicatos se llevaran a efecto. Justamente aquellas condiciones que harían de la oposición un proceso transparente son las que no se han implantado: la publicación diaria de resultados al finalizar las intervenciones de los opositores citados; la publicación de criterios objetivos para la evaluación de las intervenciones de los opositores; la asistencia a los procesos de baremación de méritos; la constitución de tribunales; o el proceso final de adjudicación de plazas tras la fase de concurso. Y en este juego de la gallina ciega, pese a todas las promesas e instrucciones, los números, los datos objetivos en esta última oposición siguen cantando. Con oscilaciones que en algunas especialidades son representativas la realidad es que de las 945 plazas finales a repartir en la oposición del cuerpo de Maestros, 376 plazas se las han llevado opositores que no tenían ninguna experiencia docente (39,78 %) y 254 que tenían menos de dos años (26,86 %) frente a 315 opositores que tenían más de dos años de experiencia (33,33 %). ¿Cómo ha sido posible que este año también profesores que han sido aptos para dar clase durante varios cursos no sean válidos para funcionar como funcionarios? La culpa sin duda es de que a las oposiciones -opositores, tribunales y sindicatos- asistimos con los ojos cerrados. |
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