Soy maestra de Primaria en un co-legio de Madrid. El pasado mes de Julio
participé por primera vez en el proceso de selección de
opositores a maestros por la especialidad de Inglés en la Comunidad
de Madrid, formando parte de un tribunal en calidad de vocal.
Finalizado el proceso de evaluación de opositores sentí
pena y amargura por muchos candidatos que suspendimos injustamente y
por otros aprobados que no lo merecieron. Los criterios de evaluación
de los miembros del tribunal eran muy dispares. Al preguntar al presidente
por los criterios de evaluación que se establecieron conjuntamente
en la reunión de presidentes de tribunal previa a la oposición,
me contestó que no existen tales criterios. La reunión
fue únicamente de tipo organizativo y no se unificó criterio
alguno, por lo que esa supuesta cohesión y armonía en
la forma de evaluar de los tribunales no existió. Cada tribunal
decidía cómo hacerlo. Si para colmo, entre los tribunales,
al menos en el mío, existían criterios tan dispares, el
proceso final de selección de candidatos no reflejaba, ni por
asomo, lo que concurso-oposición pretende Calificaciones que
otorgué, altas y me-recidas, a mi entender, fueron anuladas por
diferencia excesiva con la menor nota del resto de compañeros
del tribunal. Por ello muchos opositores quedaron evaluados con nota
inferior a la que el sentido común aconsejaba.
Poco a poco fui saliendo de mi asombro al apreciar un cierto «compadreo»
entre miembros de tribunales y opositores; en un principio muy sutil,
para hacerse cada vez más descarado. Así, se escuchaban
declaraciones como: «A tu amiga la hemos pasado», o «¿Tenéis
a alguien en mi tribunal para aprobar?»
También advertí casos de complejo de inferioridad cuando
el presidente de mi tribunal emitió una única pregunta
en el debate a una candidata de origen británico y formulándola
en español. Por no contrariar al presidente, o por vergüenza
ajena, no emitimos más preguntas. La palma se la llevó
otro tribunal que no se atrevió a preguntar nada a otra candidata,
también nativa, eliminando así la fase de debate. Hoy,
ambas candidatas son funcionarias en prácticas.
En la Subdirección me advirtieron que cada tribunal es soberano
y que esos aspectos los debemos solucionar entre nosotros mismos.
Por favor, que no me llamen más para formar parte de una farsa
en la que se juega con el futuro de tantos opositores.
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