miércoles, 2 de julio de 2025

"PERDIENDO EL NORTE" (ALFREDO ARANDA, VICEPRESIDENTE SINDICATO PIDE)

 

Tener a los docentes mal pagados no es algo de lo que vanagloriarse.

 

  Hay pocas cosas que me asombren a estas alturas de la vida, pero no deja de ser sorprendente que la consejera de Educación diga, con un buenismo pueril envuelto en un errático discurso y una alarmante falta de densidad argumentativa, que la homologación salarial de los docentes extremeños no va con ella, que si le cuesta el puesto se irá con la cabeza alta y, añade, para mayor abundamiento en la deriva surrealista, que tiene que defender a todos, no a los de su gremio. Es inaceptable que una consejera de Educación diga que no está para defender los derechos de los docentes a los que, supuestamente, representa; lo puede pensar (allá su conciencia), otras antes que ella lo han pensado, pero no verbalizarlo. Queda feo.

 Una consejera no puede irse con la cabeza alta teniendo a los docentes peor pagados de España. Tengo la certeza de que hay una falsa dignidad en sus palabras y un cierto grado de jactancia, de vanidad, en sus declaraciones. Como si tener a los docentes mal pagados fuera algo de lo que vanagloriarse delante de sus compañeros de gobierno.

 Lo dije en un artículo anterior, si hay 377 millones de superávit para amortizar deuda, quiere decir que había dinero. Se pueden hacer las modificaciones necesarias en el presupuesto para alcanzar la homologación; pero, simplemente, no quieren hacerlo porque se las trae al pairo.

La democracia es el sistema político en el cual la soberanía reside en el pueblo, que la ejerce directamente o por medio de representantes. Esos representantes (presidenta, consejeras, secretarios generales, directores generales…) cobran entre 84.000 y 97.000 euros al año (a lo que hay que sumar las dietas); es decir, un mínimo de entre 7.000 y 8.000 euros al mes. Se deduce, de la definición de la RAE, que el ciudadano es el centro de la actividad política y que sus representantes están a su servicio. Pero viendo lo que ganan unos y otros, es difícil pensar que vivimos en una democracia y que los políticos son servidores del pueblo. No es verdad.

Al final, como tácitamente sabíamos, por mucho que neguemos la realidad, solo queda un camino, el más incierto, que será el que rompa  la soberbia de los que niegan lo justo.

 Si decidimos, todos juntos, recorrer ese camino, estaremos avanzando hacia la solución. Si preferimos dar la espalda a la realidad (por conveniencia, por hartazgo, por la razón que sea...), habremos perdido la ocasión de defender nuestra dignidad y los responsables políticos que niegan la solución reforzarán su arrogancia.