lunes, 4 de noviembre de 2019

"La subjetividad como criterio de selección"

Alfredo Aranda Platero
04/11/2019

La subjetividad, en mayor o menor proporción, formará parte siempre del proceso de selección de personal docente; pero, en cualquier caso, habría que minimizar su impacto.

Si los opositores de un tribunal fueran evaluados, al mismo tiempo, por dos tribunales distintos, podríamos ver al final del proceso que la lista de seleccionados, entregada por ambos tribunales en la Delegación Provincial correspondiente, no sería exactamente la misma. Nos podríamos encontrar a opositores suspensos en un tribunal que estuviesen aprobados en el otro u opositores con notas muy dispares, dependiendo del tribunal que les hubiese evaluado.

Los opositores y, sobre todo, los interinos conocen esta realidad y cargan, con toda la razón, contra ella. Cada año que pasa nos encontramos con más recursos y contenciosos contra las oposiciones en muchas especialidades de las convocadas, y todo ello en un ambiente cada vez más beligerante y enrarecido antes, durante y después del proceso; lo que me lleva a pensar que el actual modelo de acceso está agotado.

Es necesario un nuevo sistema ordinario de acceso a la función pública docente, que esté lo más alejado posible de la subjetividad (con exámenes no eliminatorios) para que el resultado final del proceso de oposiciones se acerque, lo más posible, a una selección objetiva de docentes.

En las oposiciones de 2018 y 2019 el proceso transitorio, para facilitar la funcionarización del colectivo de interinos, no solo era una necesitad, sino también una obligación por parte del gobierno. De nada valió que los sindicatos tradicionales y el gobierno firmaran un «acuerdo para la mejora del empleo público» por el que se perseguía estabilizar los puestos de trabajo pero no a sus ocupantes, los interinos; porque, al final, muchos de ellos fueron –y volverán a serlo de nuevo– los paganos de una situación que no han provocado y de un sistema que no les garantiza que su carga de formación, experiencia y méritos sean tenidos en cuenta.

Un docente es una parte de formación y muchas partes de experiencia; es tan obvio que sonroja tener que recordárselo a todos aquellos mandamases del gobierno de turno, y organizaciones sindicales adláteres, que han podido sacar adelante una transitoria, para favorecer la funcionarización del colectivo de interinos, y no lo han hecho. Para más inri vemos cómo sindicatos institucionalizados tienen convenios con academias, cuando no las regentan, para aprovecharse de la situación de desespero de los opositores y hacer su particular agosto.

Los interinos tienen experiencia y formación que es el verdadero MIR del sector docente; el DIR del que hablan los políticos ahora como si hubieran descubierto las américas. Un MIR educativo sería el peor de los sistemas de acceso a la función pública. De entrada para acceder a la Residencia Interna habría que superar un examen de superiores dificultades a las actuales y, lo que es peor, los interinos se convertirían en trabajadores precarios en semiesclavitud sin que nadie le asegurara obtener la plaza al final de la Residencia.

El ambiente está enrarecido por tanta desilusión e impotencia, que es el caldo de cultivo perfecto para telepredicadores que prometen el paraíso de la plaza sin mancharse las manos. Unos tenían el poder, y los medios, para dar solución a la estabilidad de los interinos y no han querido hacerlo; otros, les prometen lo que los primeros les negaron, y los interinos, en medio, sin entender nada y abandonados al vaivén de los titulares de prensa sobre protestas, impugnaciones, directivas europeas…, preguntándose, a cada instante, qué habrá de verdad en todo lo que se dice, se afirma y se desmiente.

Lo único claro es que los sindicatos de clase firmaron un «acuerdo» sin transitoria (mal acuerdo, pero vinculante); esta es la realidad y lo demás es el deseo. El deseo de estabilidad no pasa por convertirse en funcionario laboral fijo discontinuo, pues empeora las condiciones y no asegura el trabajo; tampoco la condición de indefinido no fijo mejora la condición de interino docente; la única condición administrativa mejor que la de interino sería la de funcionario de carrera, y esa opción ha sido torpedeada con un acuerdo que pasaba por ser una solución y está siendo, y será, para muchos, el origen de una pesadilla.

*Vicepresidente de PIDE.



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