lunes, 1 de diciembre de 2025

EL LABERINTO SISTÉMICO (ALFREDO ARANDA PLATERO, Vicepresidente SINDICATO PIDE) "Los que dirigen los gobiernos funcionan por connivencias, complicidades y contubernios. Las injusticias se legislan por decreto fantasma"

 

Protagonistas de este laberinto: titular de la Presidencia de Extremadura, como árbol jefe; titular de la Consejería de Hacienda, como la aprendiz de árbol; titular de la DirecciónGeneral de Función Pública, como el subalterno jefe; USAE, como oprimido (y otros).

Declaro el estado de emergencia. Lo podrido emite unos efluvios cuyo pestilente olor no puede ser enmascarado por ninguna declaración de intenciones. Los buitres han dado buena cuenta de la carne exterminada. Las sonrisas y los trajes de gala solo tapan esqueletos desarticulados. Los que dirigen los gobiernos funcionan por connivencias, complicidades y contubernios. Las injusticias se legislan por decreto fantasma. El decreto lo esconden para que no vea la luz. Los vetustos sindicatos guardan el secreto, porque ellos son los instigadores y beneficiarios del desafuero. Los mansos cuidan de las fieras y los arañazos que ostentan son galones para promocionar y convertirse en mansos de primera. El máximo premio para los cortesanos, para los mansos, es convertirse en subalterno jefe.

  Yo soy la justicia, dice una aprendiz de árbol que tiene su despacho cara al sol. Y tú un simple juez a mi servicio, no lo olvides, que no tendrás acceso a mis frutos si no te sometes a mis caprichos. Mis frutos están envenenados, dice la aprendiz, y mi sonrisa la cambio por prebendas. No te equivoques, yo soy una cazadora que no da puntada sin hilo, si quieres que mis pupilas no te atraviesen debes venderme tu alma. Pero yo tengo autoridad cuando me enfundo la túnica, le contesta un ilustrísimo, y puedo ser justo o injusto por iniciativa propia o por decisión de otros, depende del pronóstico del tiempo. Pero míos son los ojos, asevera la aprendiz.  La aprendiz de árbol es frondosa, pero ignora que tiene las raíces cortas. Su sujeción a la tierra está comprometida.

 El árbol jefe no sabe lo que pasa, pero da por buenas las explicaciones ridículas de sus subordinados. No tiene mando en plaza. Su predicador de cabecera, su profeta personal, el precursor de su ministerio, su Bautista confesor, le cuenta lo que debe saber, lo demás son cosas que quedan perdidas en el desierto.  

 El oprimido se lamenta. La justicia se ríe de sí misma. Los buitres vuelven a tener hambre y dan palmadas con las alas para llamar la atención. Acuden hienas risueñas y cuervos vestidos de blanco.  El festín de los despojos de los oprimidos es de postín. Unos dan buena cuenta de los entresijos viscerales y otros se meriendan lo que sobra. 

 El árbol jefe ya mostró su miedo a que lo talen. Comulgó con ruedas de carro para evitar convertirse en crucifijos y ataúdes. Solo sabe que no sabe nada, aunque no lee a Sócrates. A sus ramas no llega suficiente savia.