martes, 28 de marzo de 2023

LA "ASIGNATURA" DE RELIGIÓN (Alfredo ARANDA PLATERO)

 “El lugar de enseñanza de la asignatura de religión, que tiene que ver con la fe, no es un centro educativo, debe ser un edificio eclesiástico”

 

La Conferencia Episcopal reconoce que la matriculación de alumnos en la asignatura de religión ha bajado del 60%; es decir, pierde alumnos rápidamente. Sin embargo, la factura que el Estado paga no baja, sino que sube: 115,9 millones de euros, la mayor cantidad de dinero en los últimos años (para la asignatura de religión no parece haber crisis).

Este gasto está circunscrito a Andalucía, Aragón, Cantabria, Canarias y Ceuta y Melilla. En las demás comunidades autónomas, incluida Extremadura, los sueldos de los profesores de religión los costean los ejecutivos autonómicos. Así que la factura final supera con creces los 115,9 millones de euros. 

 

Estamos ante una anomalía en toda regla; primero, porque el personal que imparte la «asignatura» de religión no ha pasado por ningún tipo de oposición que respete los principios de igualdad, mérito y capacidad y, segundo, porque el Estado no tiene la obligación de pagar los gastos de unas enseñanzas que deberían estar fuera de los centros educativos y limitarse a las iglesias, centros parroquiales y edificios consagrados.

En ningún momento me opongo a la enseñanza de la religión; todo lo contario, pues creo en la libertad de culto y en la obligación del Estado de garantizar dicha libertad, pero su doctrina debe ser impartida en el ámbito que le corresponde.  

Extremadura se mantiene como la comunidad en la más alumnos reciben enseñanzas de religión católica, el 83,5 %  en el curso 19/20 (en el curso 2000-2001, era del 97 %); aunque la matriculación va disminuyendo, lo hace a un ritmo más bajo que en otras comunidades. En todas las comunidades bajan las matriculaciones, pero es en Baleares donde el número de estudiantes de religión ha disminuido de forma drástica a un 27%.

En bachillerato (según datos del MEyFP), cuando los alumnos son menos manipulables, la demanda de matriculación disminuye de forma clara en los centros públicos, bajando del 30%. La entrada en vigor de la LOMLOE que trae consigo la pérdida de peso de la religión en el currículo (dejará de ser computable para la nota media en el Bachillerato) debe ser la puntilla para esta asignatura.

El lugar de enseñanza de la asignatura de religión, que tiene que ver con la fe, no es un centro educativo, debe ser un edificio eclesiástico, en horario vespertino y sus profesores pagados por la iglesia. Así se respetaría el principio de laicidad del Estado que marca la Constitución y la iglesia podría impartir las clases de religión, en pos de la libertad religiosa, en sus edificios y con recursos propios.

También sería muy ajustado a la idiosincrasia de la Carta Magna la desaparición de los conciertos educativos, de forma ordenada y planificada; no olvidemos que más del 80% de los centros concertados son de la iglesia católica.  

Con la ubicación de la asignatura de religión fuera de los centros educativos se conseguiría no solo el cese del adoctrinamiento en las escuelas, sino también horario libre para otras asignaturas científicas, humanistas o artísticas que están necesitadas de más presencia en las aulas. Con la desaparición paulatina de los conciertos educativos (con la educación pública y privada se salvaguarda el principio de elección de centros al que se refiere la Constitución) la educación pública recuperaría las unidades perdidas y los centros cerrados podría volver a abrir, dado que son los conciertos educativos los que, en la actual coyuntura de baja natalidad, están socavando gravemente la supervivencia de la educación pública.

*Alfredo Aranda Platero 
vicepresidente Sindicato PIDE

jueves, 9 de marzo de 2023

DE LAS "SINSOMBRERO" AL 8M (Alfredo Aranda Platero)


Rara es la semana que no vemos en los noticiarios una nueva muerte o maltrato

 Han pasado más de cien años desde que un grupo de mujeres, pertenecientes a la generación del 27, que luchaban con coraje y cargadas de razón por los derechos de la mujer, decidieron realizar un acto simbólico cuyo eco trascendió su época y sigue llegando con fuerza y empujando hoy día en la lucha por la igualdad real entre hombres y mujeres. 

A ese grupo de mujeres se las conoce como las ‘Sinsombrero’ y el acto simbólico fue quitarse el sombrero un día de los años 20 cuando paseaban por la Puerta del Sol de Madrid, para dar a entender con ello que con la cabeza descubierta liberaban sus ideas y sus inquietudes; en definitiva, se rebelaban. En realidad dicho acto fue realizado por dos mujeres del grupo: Margarita Manso y Maruja Mallo, con la colaboración inestimable de Federico García Lorca y Salvador Dalí. Cuenta una de las valientes que las apedrearon mientras las insultaban. Pero no pudieron con ellas. 

Activistas incasables en la modernización de la sociedad de los años 20 y 30, su lucha se centraba en romper los esquemas de una sociedad machista que las relegaba a las labores domésticas, a tener hijos y criarlos ellas solas y a ser servidoras de sus maridos.

Un grupo de mujeres como María Zambrano, Rosa Chacel, Josefina de la Torre, Margaría Manso, Maruja Mallo, Margarita Gil Roësset…, que colaboraron activamente en la consecución de avances sociales y que la guerra civil y la dictadura franquista silenció y paró en seco su lucha por una sociedad justa e igualitaria. Las que no se exiliaron en América o Europa y se quedaron en España fueron represaliadas, encarceladas, silenciadas… El conservadurismo más atroz que desplegó la dictadura fue un mazazo para la libertad, para la igualdad, para, en definitiva, todas las conquistas sociales. Pero ellas, las ‘Sinsombrero’, plantaron una semilla eterna que persistiría y trascendería a la rancia sociedad que instauró el franquismo, destruyendo a las mujeres como seres libres, arrebatándoles el sueño de la igualdad: metiéndolas en casa a las órdenes del marido, sin derechos básicos como el voto y sin esperanzas de sacudirse el yugo a la que las sometía el machismo amparado por la dictadura y por la religión. 

Hay que reivindicar a esas mujeres, que la historia tuvo olvidadas durante mucho tiempo. En los colegios e institutos se debe estudiar su obra y su lucha. Es un acto de justicia que figuras tan importantes de la generación del 27, y otras tantas anteriores y las que vinieron después y que tanto aportaron a la sociedad, estén en los libros de historia, que formen parte de los planes de estudio; porque no darle es espacio que se merecen en la historia es un acto más de machismo.

Nos toca ahora a la sociedad entera quitarnos el sombrero ante estas mujeres y ante todas las que a lo largo de la historia han luchado y a las que hoy en día siguen luchando por algo tan básico, tan justo, como la igualdad y el respeto.

El día 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de las Mujeres para celebrar que la ONU, en 1977, reconoce la lucha de las mujeres contra todo tipo de discriminación, violencia o abuso y promueve la igualdad real y su participación plena en la sociedad. 

La sociedad en su conjunto debe agradecer al feminismo su lucha, porque lo que nos ha traído consigo es un mundo mejor. Aún podemos escuchar de mucha gente, haciendo alarde de una ignorancia militante, que el feminismo busca la superioridad de las mujeres. Quien piensa eso, no se ha enterado de nada. El machismo sí es la superioridad del hombre sobre la mujer, pero el feminismo busca la igualdad entre hombre y mujeres. Por tanto, una sociedad feminista es el ideal de una democracia plena. 

Se ha avanzado mucho, es cierto, en cotas de igualdad y la mujer, al menos en el entorno occidental, empieza a ser, a existir, a tener el espacio que le pertenece; pero, sin embargo, aún queda bastante camino por andar para llegar a la igualdad real, para desterrar definitivamente el machismo. Por eso todos los días del año deberían ser 8 de marzo. No hay que bajar la guardia, hay que seguir luchando contra la violencia de género, el abuso, el sometimiento, el asesinato de mujeres. Rara es la semana que no vemos en los noticiarios una nueva muerte o violación o maltrato… Todavía queda, además, mucha violencia soterrada, callada, no denunciada por miedo. Pero estamos en el camino correcto, casi todos los partidos políticos saben que esta lucha es contra un enemigo común; y digo casi todos, porque alguno queda que si llegara al poder intentaría desandar todo lo andado, frenar los avances; espero que la sociedad se alíe para impedir que nadie pueda intentar romper lo que con tanta lucha y dolor se ha construido y lo que aún queda por construir.

*Vicepresidente de PIDE

jueves, 2 de marzo de 2023

"TODOS Y TODAS" ( Alfredo ARANDA PLATERO)

La lengua no es sexista, pero sí puede serlo quien habla o quien escucha; ahí, sin duda alguna, es donde debe centrase todo el esfuerzo.


Todos y todas los maestros y las maestras, deberían colaborar con los padres y las madres de los niños y las niñas; porque, como es sabido, cuando los alumnos y las alumnas advierten que su progenitor y progenitora colaboran estrechamente con los profesores y las profesoras es más fácil el hecho educativo. Asimismo, sería de capital importancia que toda la comunidad educativa participe: maestros y maestras, profesores y profesoras, padres y madres, abuelos y abuelas, hermanos y hermanas, tíos y tías, primos y primas, alcaldes y alcaldesas, concejales y concejalas…, en definitiva, todos los ciudadanos y ciudadanas, porque todos y todas juntos y juntas alcanzaremos más fácilmente los objetivos que nos propongamos.

¿De verdad alguien piensa que destrozar el lenguaje puede ayudar a la causa feminista, que es, o debería ser, la causa de todos? Muchos niños antes de decir su primera palabra ya están siendo educados en conductas alejadas de la igualdad y no por causa del lenguaje, sino de las actitudes; que es donde debería centrarse la educación familiar y escolar: educar las actitudes. Igual da enseñar a un niño a colocar “aes” y “oes” a diestro y siniestro, si lo que ve en su comunidad e, incluso, en su propio hogar son actitudes machistas y diferenciadoras. Un niño que ha crecido en un ambiente donde la igualdad se trate con naturalidad no necesitará forzar el idioma, hasta el ridículo, para completarse como persona íntegra que respete a todos por igual. Intentar matar moscas a cañonazos puede hacer mucho ruido y mucho daño, pero no a las moscas.  

Este andar obsesionado con las «aes» y las «oes» (ahora, parece, que también se suman las «ees» o «es», para los más puristas) es ilusorio, artificial y del todo innecesario porque, como dice la RAE, «en español el masculino es el género no marcado»; es decir, «el de sentido más general y de distribución más amplia y el que recupera por defecto cuando no hay morfemas específicos». Además, se altera el principio de economía lingüística porque, en la mayor parte de los contextos (no en todos, por supuesto), no es necesario desdoblar cada palabra en dos géneros para hacerse entender con precisión.

Un discurso plagado de desdoblamiento de género constituye, en sí mismo, la esencia de la estupidez más supina porque es aburrido, farragoso y tedioso por repetitivo. Esta deformación del lenguaje no supone ningún avance en las conquistas sociales; pero, sin embargo, sí que enturbia la belleza de la lengua. ¿Los defensores del desdoblamiento desenfrenado han pensado en esto? ¿Les importa la lengua como expresión artística? 

Todos debemos ser feministas, en el sentido de luchar por la igualdad real, y el que no lo sea, tiene un problema. Pero, por favor, la lengua no debería usarse para transmitir la idea ficticia de una igualdad que aún no ha conseguido las cotas necesarias en la vida real. 

Para mayor abundamiento en la absurdez más supina, la consejería de educación obliga a los docentes, en nombre del Plan de igualdad, a adaptar los documentos escolares al disparate del lenguaje desdoblado que solo es expresión de una administración más interesada en la cosmética del absurdo que en centrar el interés de la acción en donde está el problema. 

La Consejería de Educación tiene profesores, doctores y catedráticos de lengua y literatura que, seguro, estarían encantados de explicar a los responsables de nuestra consejería, de forman didáctica y sencillita, las múltiples razones por la que la lengua no es sexista, que es un instrumento de comunicación que se ha ido conformando por decisiones etimológicas y, si se quiere, históricas, encaminadas a un comunicación fluida cuyo contexto de utilización deshace cualquier duda sobre el significado de sus términos. No se debe confundir género con sexo. 

La lengua no es sexista, pero sí puede serlo quien habla o quien escucha; ahí, sin duda alguna, es dónde debe centrase todo el esfuerzo: educación, educación y educación.

Alfredo Aranda Platero (Vicepresidente Sindicato PIDE)