viernes, 3 de julio de 2015

"El fin del mundo" por Alfredo Aranda Platero, publicado en la sección Opinión del Diario HOY, el 4 de marzo del 2011.

" El fin del mundo"

04/03/2011 Alfredo Aranda Platero
Profetizaban los Mayas, en su calendario largo, que el fin del mundo – o un nuevo renacer – vendría con el 21 de diciembre de 2012. Para los Mayas el 2012 sería el nuevo año galáctico de 26.000 años solares. El reloj galáctico estará en el punto cero y comenzara un Nuevo Ciclo Procesional.
Al margen de vaticinios y predicciones, podría decirse que el fin del mundo ha comenzado ya. Cada vez más guerras arrasan el viejo mundo, más desplazados, asesinados, torturados, vejados, muertos por inanición… países que agonizan mientras sus dirigentes guardan en paraísos fiscales, auspiciados por occidente – en muchos casos –, miles de millones de dólares. Lobbys empresariales (farmacéuticas, sector energético, bancario,…) que exprimen a los ciudadanos hasta el tuétano y que están, en demasiadas ocasiones, en el centro mismo del cáncer que asola la sociedad. Permanente agresión a la tierra que nos sostiene: contaminación sin freno, tala de árboles incesante, exterminio de especies animales y vegetales… Individuos que someten a países completos a su dictado, que quitan la libertad a civilizaciones enteras con el monólogo de las armas. Religiones que, por interpretaciones fanatizadas, atan la voluntad de sus seguidores y que, en muchas ocasiones, constituyen un proselitismo obligado, falaz y calculado con el que se anula, como tal, a la persona. Miles de millones de hombres y mujeres sometidos a un puñado de personas y sus acólitos: dictadores, guerrillas, fanáticos religiosos, mafias… sin duda, por alguna parte reventará todo este inmenso despropósito; quizá a eso se referían los Mayas: a que el mundo se agite, se estremezca, se sacuda como un perro recién salido del agua y arroje de sí todo lo que sobra. Lo hemos visto, hace poco, en Egipto; la población se cansa y se rebela. Los estamos viendo, ahora, en Argelia, Túnez, Bahréin, Libia… Lo pudimos ver, hace ya tiempo en China, en los acontecimientos de la plaza de Tian'anmen, donde las armas callaron las protestas pero no las ansias de libertad. Asistimos, atónitos e indignados, al asesinato de hombres, mujeres y niños ordenados por dictadores que intentan mantener sus autocracias matando a la población que se subleva y ansiamos que resistan, como lo están haciendo, y busquen la libertad que toda persona merece.
Toda revolución se evapora y queda sólo en cieno de una nueva burocracia, cuánta razón tenía Kafka con esa afirmación; y con aquella otra que sentenciaba “Somos como pájaros que van en busca de su jaula”. Pero parece que algo está cambiando en la conciencia íntima de la gente. Fuera la manipulación de los poderes fácticos que dirigen, como marionetas, a los gobernantes; abajo los políticos corruptos que se esconden tras las urnas; atrás, los adoradores y prosélitos repelentes que alimentan el ego enfermizo de los tiranos, de los opresores, de los déspotas… mientras se llenan los bolsillos con las sobras de éstos y los ciudadanos malviven con el estómago vacío y la conciencia presa. Los egipcios nos han demostrado que el poder reside en el pueblo, y que ningún dictador puede aguantar el ímpetu de cientos de miles de personas que actúan como un solo ser. Esa es la enseñanza. Aprendámosla y dejemos de buscar nuestra jaula.

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