El
"Wertdugo"
14/05/2014 Alfredo Aranda Platero
Vicepresidente del Sindicato PIDE
14/05/2014 Alfredo Aranda Platero
Vicepresidente del Sindicato PIDE
Lo del Ministro Wert no tiene nombre… o sí, pero
por educación intentaré reprimir el adjetivo. Primero
fue a por la Educación Pública, con la LOMCE la
atizó –y la castiga– cual látigo preconstitucinal
en manos de un sádico pagado de sí mismo, recortando
plantillas y mutilando el presupuesto de los centros, declarando
“culpable mientras no se demuestre lo contrario” a
los docentes que se ausentan al centro por enfermedad e, incluso,
enfermos con pruebas de estarlo son castigados con quitas en el
suelo. Después se fijó en los Universitarios, “demasiado
hijo de obrero estudiando” pensaría el ínclito
Ministro; así que recortó becas y exigió
requisitos injustos para mantenerlas, a sabiendas de que sólo
perjudicaba a los pobres porque los ricos, su única preocupación,
no necesitan becas para estudiar. Ahora se fija en los opositores
y pretende vilmente qué estos sepan idiomas independientemente
de la especialidad por la que se presenten y que, además,
tengan competencia digital. Y todo esto mientras vemos como los
centros son obligados a asumir un nuevo horario donde se limita
el tiempo destinado a asignaturas como la Educación Artística,
las Ciencias… mientras que la Religión sigue ocupando
un espacio que deberían tener las materias científicas.
¡Esto no pasaba ni en el imperio austrohúngaro!,
que diría Berlanga.
¿¡Qué
todos los opositores sepan idiomas!? ¡¿Qué
todos tengan competencia digital!? Habría que recordar
al Sr. Wert que la mayoría de los políticos españoles
ni tiene dominio de idiomas, ni se les exige competencia digital.
Tampoco estaría de más sacar a colación la
peculiar forma que suelen aplicar los centros concertados (sostenida
con fondos públicos) a la hora de seleccionar a sus docentes,
o la contratación bajo la fórmula “dei gratia”
de los profesores de Religión. Seguro que el Sr. Ministro,
como un buen hijo del movimiento, se ha quedado con ganas de hacer
un examen de Religión a los opositores y exigir, entre
los requisitos, ser católico, apostólico y romano
e ir, por supuesto, a misa todos los domingos (como mínimo).
Arremete
contra la Educación Pública, ataca a los universitarios,
agrede a los opositores… ¿Es el Sr. Wert la encarnación
del diablo en forma de Ministro? ¿Es el Sr. Ministro el
Mal hecho carne? ¿Es un enviado del inframundo para acabar
con la paz social en la tierra? Sarcasmos aparte, aunque decir
estas cosas del Sr. Wert confieso que me relajan, y dando al asunto
de las oposiciones la seriedad que merece, tengo que decir que
la propuesta de los nuevos requisitos de acceso a la función
pública va contra los preceptos constitucionales de igualdad,
mérito y capacidad. Le podrás exigir el dominio
de idiomas a los opositores de las especialidades de idiomas,
el resto de especialidades tienen sus conocimientos específicos
que son los que tienen que dominar los opositores de especialidades
no lingüísticas; el idioma para ellos deber ser un
mérito, no un requisito.
Piensa
el Sr. Wert que para escalar puestos en el informe PISA (Informe
del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes)
todos los profesores tienen que saber inglés e informática,
y que hay que evaluar a los alumnos continuamente para desarrollar
el espíritu competitivo, introduciendo, además,
las evaluaciones externas que provocará que la actividad
docente esté enfocada únicamente para superar las
pruebas de reválida.
En
Finlandia, que siempre nos ponen como ejemplo de las cosas bien
hechas, no hay evaluación con nota hasta los 9 años,
a partir de esa edad hasta los 11 años se los evalúa
sin emplear cifras, podemos decir que los niños finlandeses
son evaluados una sola vez hasta los 11 años. O dicho de
otra manera, los escolares finlandeses, hasta la edad de 11 años
estudian y aprenden sin la tensión de los exámenes,
controles, pruebas… los maestros controlan la evolución
de sus alumnos e informan con regularidad, por supuesto, a los
padres. Cuando los niños tienen 13 años (madurez
adecuada) es cuando empiezan a ser evaluados con notas que van
del 4 al 10.
¿A
ningún político se le ha ocurrido pensar que se
están equivocando? Se hacen reformas, se incoan Leyes,
se aprueban Reales Decretos… pero siempre estamos mal valorados
en el informe PISA. Tenemos buenos docentes pero malas leyes de
educación, tenemos maestros de calidad pero recursos insuficientes,
tenemos profesores eficientes pero con las manos atadas ante las
conductas disruptivas de buena parte del alumnado, tenemos, en
definitiva, un elenco de profesionales docentes preparados pero
no políticos que estén a la altura.
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