El analfabeto bilingüe
El
modelo elegido por la Consejería de Educación de Extremadura para alcanzar el
objetivo, quimérico, del bilingüismo es, considero, el peor de todos los
posibles; eso sí, es el más barato: la filosofía “low cost” aplicada a la
educación.
Otra
manera de hacer las cosas es posible. Se ha hablado mucho de la necesidad de
tener en todos los centros laboratorios de idiomas, lectores nativos, de
promocionar campamentos de inmersión lingüística en vacaciones y en fines de
semana… pero la Administración nada quiere saber de todo aquello que conlleve
un coste.
El
intento de convertir los centros educativos españoles en sucursales de los
ingleses, empezando por la colocación, en la fachada principal del edificio, de
la banderita inglesa hermanada con la española, es, de entrada, una soberana
estupidez. El error más grande es pretender que los alumnos aprendan la lengua
inglesa usándola como vehicular para la enseñanza de, por ejemplo, ciencias
naturales o sociales. En países de cierta trayectoria bilingüe (o de entornos
anglosajones) podría tener algún sentido, dicho con todas las reservas, pero en
España esta concepción del bilingüismo supone un lastre para la asunción de
conocimientos en las materias no lingüísticas que se imparten en inglés.
Un
porcentaje elevadísimo de nuestros alumnos nos son capaces de expresarse
correctamente en nuestro idioma y tienen, además, carencias de conocimientos
curriculares. Al final tendremos alumnos que se expresen incorrectamente en dos
lenguas y tengan, por añadidura, carencias fundamentales en conocimientos
básicos.
Para
utilizar el idioma inglés, o cualquier otro, como vehicular desde primaria
habrá que conseguir que en la etapa educativa que abarca hasta los 6 primeros
años de edad, haya una verdadera educación bilingüe, para que, una vez iniciada
la educación primaria, tenga sentido la impartición de materias no lingüísticas
en inglés. Pero para eso se necesita tiempo, un horizonte temporal de, al
menos, diez años. Si la Consejería hubiera hecho las cosas bien, ya podríamos tener andado un buen trecho del
camino.
En
algunos países europeos la incorporación de un idioma extranjero como lengua
vehicular suele comenzar en los cursos superiores de la educación secundaria,
cuando el alumno tiene un nivel óptimo en dicho idioma que asegure el éxito que
se persigue con el bilingüismo. Es decir, primero se prepara a los alumnos bien
en el idioma (desde temprana edad) antes de pretender utilizarlo como vehicular.
En
otros países el bilingüismo, tal como lo concibe la Administración española,
está circunscrito a zonas fronterizas, como si en España el bilingüismo se
estableciera con el portugués en aquellas zonas con influencia lusa.
Sea
como fuere, lo verdaderamente indignante es que la Administración extremeña,
que se empeña en hacer imposible lo posible, no escucha a nadie: ni a los
docentes, ni a los padres, ni, por supuesto, a los sindicatos. Deberían
consensuar, qué menos, con la comunidad educativa el mejor sistema posible para
el aprendizaje de idiomas. Pero no lo harán. Tiran hacia adelante como un asno
con anteojeras, que no se detiene ante nada. Se han obsesionado en construir un
puente aunque no haya río y sólo queda esperar a que se “equivoquen”.
Alfredo Arana Platero
Vicepresidente de PIDE
Lástima que ese antiojeras tiene un "color universal". Así, seguirán equivocándose, una y otra vez, venga quien venga a este Gobierno bilingüe ;-)
ResponderEliminarComo madre y docente siempre he defendido el aprendizaje del inglés como una herramienta básica para desenvolvernos en nuestros días, pero me niego rotundamente a la adquisición de conocimientos del resto de disciplinas en otra lengua distinta a la nuestra. El castellano es nuestra lengua y debemos sentirnos orgullosos de ella y de su riqueza inigualable.
ResponderEliminarMuy de acuerdo con el texto, se deberían ofrecer otros caminos de aprendizaje más lógicos como bien señala el artículo. No obstante, Alfredo habla de "verdaderas" secciones bilingües de 3 a 6 años; yo sigo teniendo mis dudas, en mi opinión nunca podrá existir un ambiente bilingüe mientras no lo haya de puertas del colegio hacia fuera, en el entorno y en la familia; si el inglés no se utiliza en la calle ni en la familia, ni a soñar que se pueda constituir como vehicular, y pienso que es una realidad que no sabemos aceptar. Estamos demasiados obsesionados con el inglés, y lo más sensato sería tratarlo como una materia más, aunque con mayores facilidades de inmersiones. Saludos.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con el articulo, yo también haría referencia, a las comisiones a dedo del bilingüismo, así, en el año 2016 no se hacen las cosas más transparencia en todas las comisiones.Felicidades por el articulo
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Se agradece este tipo de artículos.
ResponderEliminarEl darlo en la palabra. Sensatez en todo lo dicho. Gracias.
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