Ahora que el fútbol femenino ha eclosionado con fuerza tras la victoria del combinado nacional en el campeonato del mundo celebrado en agosto de 2023 en Australia y Nueva Zelanda, es el momento de echar la vista atrás y advertir que llegar hasta aquí no fue, para las mujeres del fútbol, un camino de rosas, sino un campo plagado de espinas que tuvieron que sortear durante años.
La llamada selección ‘Clandestina’ estaba conformada por un grupo de mujeres que desafiaron a la Federación Española de fútbol en los años 70. En aquel momento la dictadura languidecía por el empuje de una sociedad que quería salir de la caverna oscura donde había estado encerrada durante cuatro largas décadas.
Jugaron su primer partido internacional ante la selección de Portugal en 1971, con la que empataron a 3 goles, en el campo de fútbol de La Condomina (Murcia). La Real Federación Española de Fútbol puso todas las trabas posibles y no le dio al partido, como era de esperar dada la mentalidad primitiva de sus dirigentes, la consideración de oficial. Tanto es así que las propias jugadoras prendieron con alfileres el escudo nacional en la camiseta, por la prohibición de lucir el atuendo oficial. El inicio del partido intentó ser boicoteado para que los aficionados no pudieran entrar al estadio, pero nada puedo evitar que más de 3.500 personas asistieran al inicio de una revolución y al derrumbe de una barrera de desprestigio y de obstáculos que había levantado el nacionalcatolicismo con la inestimable ayuda de uno de sus anacrónicos brazos ejecutores: la Sección Femenina de la Falange.
Pese a todos los impedimentos, sabotajes, insultos, agravios…, empezaron a proliferar clubes de fútbol a lo largo y ancho de toda España. El fenómeno ya era imparable. Y ‘Las Clandestinas”, apelativo que pretendía ser ofensivo pero que se convirtió en todo un reclamo y que ha quedado acuñado en los anales de la historia, tuvieron mucho que ver en la eclosión del fútbol femenino.
Tras más de una década de lucha por su reconocimiento llegó el primer partido oficial (febrero de 1983). En este primer partido internacional oficial (y, por tanto, reconocido por al RFEF) ya no estaban la mayor parte de ‘Las Clandestinas’: ellas abrieron el camino, otras siguieron sus pasos. Para llegar hasta ese punto ‘Las clandestinas’ tuvieron que sufrir la invisibilidad alimentada por el ninguneo de la prensa y de los telediarios de entonces; pero no pudieron con ellas, más al contrario su resistencia feroz consiguió que el fútbol femenino fuera ganando popularidad, de tal forma que el 5 de febrero de 1983 la RFEF terminó por reconocer a la sección femenina dándole la oficialidad debida al partido de España contra Portugal en La Guardia (Pontevedra).
Estas mujeres que rompieron con los estereotipos impuestos por una sociedad machista, que era la que imperaba en todos los órdenes de la vida en los años 70, fueron un símbolo de superación, una inspiración para otras mujeres que trascendió del fútbol a otros ámbitos. Su dedicación, su sacrificio, su pasión…, no solo llevaron a que hoy el futbol femenino esté en el candelero, sino también a que mujeres y hombres despertaran de su inducido letargo y se sacudieran, para siempre, el mezquino ideario, la malsana doctrina, de aquellos que habían la identidad de España durante tantos años.
Más de 50 años después, el fútbol femenino que comenzó su andadura sorteando todo tipo de trabas y boicoteos, se convirtió en el mejor del mundo. El 20 de agosto de 2023 la selección femenina de fútbol de España ganó el mundial derrotando a Inglaterra en la final que se jugó el 20 de agosto de 2023 en Sidney (Australia) ante 76.000 espectadores en el estadio y 5.599.000 espectadores a través de la televisión, logrando una cuota de pantalla del 65,7 % (en el minuto de oro de la final llegaron a conectar con el partido 7,4 millones de personas a través de los receptores televisivos). Pero esa victoria no solo fue en lo deportivo, sino también supuso un triunfo sobre los machirulos que se agarran los testículos para expresar su machismo militante y dan piquitos sin consentimiento a sus trabajadoras para demostrar quien manda.
He decidido omitir del artículo los nombres de las valientes pioneras del fútbol femenino y de los hombres, que adelantados a su tiempo, ayudaron a sacarlas del ostracismo para así inducir al lector a profundizar en su historia, a buscar sus nombres y a ponerles cara. Este artículo pretende ser un pequeño homenaje y reconocimiento a su labor, esfuerzo y perseverancia.