viernes, 3 de julio de 2015

¿Más palo o más zanahoria? de Carlos Javier Rodríguez Oliva, profesor de E. Secundaria, publicada en el Diarioliberal el 22 de febrero del 2008.

¿Más palo o más zanahoria?

Los claustros están que trinan. Y es que no nos dejan en paz a los docentes. A la rácana subida salarial de enero, a la derrochadora idea de implantar en poco tiempo un ordenador por alumno y abrumados por el ingente papeleo diario que se nos pide, se añade ahora, como sarpullido primaveral ilusionante, la dulce zanahoria de las clases particulares. Eso sí, voluntarias y bien pagadas. Y es que parece como si la Consejería de Educación tomara medidas, en su afán de paliar el fracaso educativo en Extremadura, a golpe de impulso emocional y que más bien huele a pescozón electoralista.
Una vez más, los docentes nos enteramos por la prensa de que la Dirección General de Equidad y Calidad Educativa se ha sacado una instrucción por la que los profesores de Secundaria que voluntariamente lo deseen – a 40 euros la hora- podrán dar clases de refuerzo al alumnado “en situación de fundado riesgo (cataclismo total, diríamos) de tener que realizar las pruebas extraordinarias de junio”.
Luego falta saber qué ocurrirá con los claustros que se nieguen a poner en práctica la generosa medida y cuál va a ser la respuesta de los padres. Ya ven. Divide et vinces. Más disensión entre el profesorado.
Amén de la medida, que se puede estar a favor o en contra de ella, está el problema de siempre. Se toman decisiones de hondo calado educativo sin contar con los protagonistas. Una vez más no se nos ha consultado si la idea nos parece bien o mal. Tampoco a los representantes sindicales del profesorado. <A la hora de educar, todo para la tribu pero sin la tribu >, habría que decirle a J. A. Marina.
Se supone que la medida alegrará muchos corazones. El de algunos docentes (poderoso caballero) y el de muchos padres (contento puede estar el representante de la FREAPA en Extremadura). Con tanto refuerzo se supone que la recuperación de la signatura es un hecho. ¿O no? Porque mira si, encima, va el alumno y suspende. No le arriendo yo las ganancias al profesor.
Por otro lado, se entiende el panorama que tiene enfrente la Consejería de Educación: una alta tasa de fracaso escolar e un índice de lectura por los suelos. Para esto último me atrevo a hacer una propuesta. La recuperación del olvidado Trivium latino con el que sacar de una vez a la lectura de su altar sagrado donde aún permanece. Me pregunto por qué nuestra región no ha querido someterse al Informe Pisa de 2006 ni tampoco lo va a hacer con el próximo. ¿O es que hay algún recelo?

Algunos proponemos una posible solución en lugar de clases primaverales vespertinas: si nuestros políticos no quieren arbitrar un sistema que dé trabajo a tanto interino como hay en las listas de espera, con aumentar las plantillas de muchos centros y disminuir las ratios nos daríamos con un canto en los dientes. Y hasta sería suficiente. Claro que no queremos reconocer lo evidente. Me refiero al esfuerzo, que es el elemento básico e insustituible de la educación. Reconozcamos todos, incluidos los políticos, que el <aprenda sin esfuerzo> fue siempre una quimera. El mal sueño de la LOGSE. Y no es por las veces que el dichoso término aparece en la nueva Ley Orgánica de Educación. Se habla del esfuerzo personal del alumno “que no debe ser ignorado” y el esfuerzo “compartido” de toda la comunidad educativa –repito, de toda la comunidad educativa- para “lograr una educación de calidad”. Pues eso. Y hay más. En algunas encuestas los alumnos admiten que no se esfuerzan lo suficiente. Claro que también ellos se preguntarán, como hacemos nosotros cuando hay un parto de esta índole, si los que piden ese esfuerzo son los políticos que dejaron prácticamente vacío el hemiciclo el día que se debatían las enmiendas a la ley de educación.

Coda: < El origen histórico de la baja consideración del maestro está asociado con el menosprecio del guerrero resentido- en este caso, el político, que es el encargado de pagarle- quien, careciendo por lo general de la cultura del docente, tiene sobre él una superioridad física y social manifiesta>, T. W. Adorno.

Carlos Javier R. Oliva, profesor y delegado de PIDE (Sindicato del Profesorado Extremeño)

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