Nóminas
docentes indecentes
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Estos días he leído algunas informaciones sobre los docentes extremeños y sus sueldos, que no guardan relación con la importancia de su labor; mucho más importante que la cualquier consejero o director general. Soy hijo de profesor de Historia de un instituto y soy el mayor de tres hermanos. Mi vocación estaba sustentada por una ingeniería que no ofertaba la universidad de Extremadura, así que tuve que optar por quedarme en la universidad extremeña estudiando otra cosa, dado que, como hijo de docente, no tengo derecho a una beca que no sea la de matrícula y libros; por tanto, mis padres no podían hacer frente al gasto que suponía mantenerme en Madrid: comida, alquiler... Y me temo que a mis hermanos les sucederá lo mismo. ¿Están los docentes mal pagados? Evidentemente sí. Y además de estar mal pagados, sus hijos no tienen derecho a una beca digna. Si hay algo que me propuse en la vida es no ser docente como mi padre, aun reconociendo que es una profesión bonita. La imagen que tengo de mi padre como docente es una mezcla de satisfacción y angustia; satisfacción por la trascendencia de su trabajo y angustia por la poca consideración social, por la poca implicación de la administración en dar lustre a esta profesión, por ser los docente peores pagados del Estado... Los maestros de Primaria y los profesores de Secundaria son los trasmisores de la cultura, de la democracia, son los que ponen las bases imprescindibles para que nuestros investigadores, científicos, médicos... tengan repuestos en el futuro, si no fuera así volveríamos a la Edad de Piedra. ¿Qué pago reciben de la administración? El abandono, subidas salariales miserables de 20 euros al año, el no contar con su opinión ni siquiera en los aspectos que les atañen directamente... Papá, no quiero ser docente. |
jueves, 2 de julio de 2015
"Nóminas docentes indecentes", de José Mª Fernández Gil, publicada en el Diario Hoy el 14 de febrero de 2006.
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