"Neuropolítica"
19/03/2014 Alfredo Aranda Platero
Vicepresidente del Sindicato PIDE
19/03/2014 Alfredo Aranda Platero
Vicepresidente del Sindicato PIDE
La neuropolíticaes es una disciplina de la neurociencia
que intenta comprender cómo actúa el cerebro frente
a estímulos de comunicación política. Puede
que ahora, podamos entender la podrida realidad de nuestro tiempo,
cómo los discursos políticos de verbo fácil
y fallidamente florido y de vacío contenido se utilizan
como remedio ante la falta de capacidad de gestión política;
pretenden hipnotizar al que escucha para sustituir su ineficacia.
Pero al final, la realidad explota y su honda expansiva revela
el escenario devastador donde nos encontramos, hundidos en el
cieno hasta cuello.
Los responsables políticos del gobierno actual se han
convertido desde hace un tiempo en prestidigitadores o más
bien en titiriteros zafios, porque sus engaños ya no cuelan;
ahora, por ejemplo, nos dicen que bajarán el impuesto sobre
el salario pero, claro, lo subirán y mucho sobre el consumo,
sobre la primera vivienda (pagando, además del IBI, el
1% del valor catastral de la vivienda), sobre las reformas en
los hogares, etc. Este juego perverso de darte un pequeño
respiro por aquí, pero quitarte toneladas de derechos por
allá, constituye una burla más que sumar al permanente
ataque a la dignidad de las personas. Al ciudadano le seguirán
exprimiendo hasta que no le quede aliento ni para decir basta.
La fractura social en España es insoportable; por una
parte millones de parados, familias subsistiendo con un puñado
de euros o mantenidos con las pensiones de sus abuelos; por otra,
infinidad de expolíticos, banqueros, exbanqueros…
y especímenes parecidos que cobran pensiones millonarias
y sueldos astronómicos; no me olvido tampoco de muchos
rostros televisivos que cobran 30 ó 40 mil euros al mes,
y de algunos futbolistas mejor ni hablamos. Si muchos no tienen
ni para comer y otros tienen tanto que ni saben lo que tienen,
hay algo que no cuadra; y esa realidad nos perseguirá siempre
y pondrá, permanentemente, en tela de juicio la arquitectura
socio-política que vertebra la sociedad actual y, puede,
que algún día se le hinchen la narices, por no decir
otra cosa, a más gente de las que el Estado pueda contener.
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