¡Qué bonita la profesión de maestro/a!¡Qué
satisfactorio el poder educar a una persona, descubrirle la belleza
de una poesía o el poder del diálogo razonado! ¡Qué
arte el educar en la libertad, la responsabilidad y la crítica
del conocimiento!¡Qué responsabilidad el desarrollo de
la autonomía personal, del respeto colectivo, de la autoestima
de cada cual, de la justicia y del placer por saber para mejorar y compartir!¡Qué
aventura la de la construcción de unas relaciones interpersonales
dentro de un grupo, la valoración del otro/a , de sus diferencias
y sus dificultades!....Sí, tan interesante y básica para
la sociedad como minusvalorada en la escala profesional de nuestra injusta
y jerárquica estructura social. Perdida en la vorágine
consumista y violenta de unos valores sociales transmitidos en la realidad
diaria por medios de comunicación, videojuegos, juguetes, películas,
juegos de ordenador, guerras preventivas y estrés sociopaternal,
fomentando la dependencia y la inmadurez socioafectiva.
Aunque después, quizás por un complejo de culpabilidad
mal disimulado, esta misma sociedad desestructurada en lo básico
por unos intereses económicos claros, se rasga las vestiduras
ante los preocupantes datos de fracaso escolar, de violencia adolescente
o de pérdida de valores básicos para una convivencia cimentada
en el respeto mutuo. Entonces esta misma sociedad es la que toma medidas
rápidas y poco reflexivas a espaldas del colectivo docente, queriendo
convertir al maestro/a (de todos los niveles educativos) en vigilante-educador:
la demanda social creada “exige” la transformación
del maestro/a en cuidador/a de recreos y pasillos, en vigilante de ordenadores,
en sereno de cancelas, puertas y vallas. Convirtiendo los centros educativos
en centros de reclusión alumnar donde se debe seleccionar al
alumnado y socializarlo, enseñar y educar a aquellas personas
de menor edad que la sociedad de consumo con sus lucrativos programas
televisivos, de series juveniles superficiales y violentas, sus modelos
transmitidos por los “educativos” juegos de medios varios
(gameboy, ordenador, playstation, cine,…) y las desigualdades
sociales que padecen en sus vidas diarias se ha encargado de desestructurar
personalidades, inculcándoles unas actitudes contrarias a las
que luego se pretenden conseguir con el trabajo en las aulas, promocionando
personas inmaduras, inseguras y dependientes.
Es en este clima, a partir de esta realidad donde se producen los casos
de violencia y acoso entre iguales en las aulas, el últimamente
conocido con el anglicismo “buylling”: un alumno/a es acosado/a
insistentemente por un grupo de compañeros/as del centro, es
intimidado, insultado, ridiculizado, agredido en su dignidad, cuestionado
en sus capacidades. Socavada su autoestima, infravalorado/a entre sus
iguales, modificando sus relaciones sociales y consiguiendo que esa
persona conciba el aula como un sitio de tortura y discriminación.
El evitar estos casos es una responsabilidad colectiva, primero de sus
compañeros/as, luego de sus profesores/as, también de
su familia, pero en último caso de nuestra sociedad que realmente
lo que enseña, lo que fomenta como ente global, es la discriminación,
la intolerancia, la injusticia social, la violencia, el abuso de poder,
la insolidaridad. Por muchos colectivos, ONGs y particulares que parcheen
la ineptitud de los gobiernos y la inhibición como protagonistas
de sus propias vidas de los ciudadanos/as, la solución está
en la EDUCACIÓN, sí, en la educación, en las escuelas,
en los institutos, en los centros sociales, y en sus profesionales para
poder cambiar esta sociedad desde su base, desde su raíz, cambiando
prioridades y actitudes para poder cambiar los valores sociales y sus
hipocresías; para cambiar el dinero y sus influencias por la
cultura y las suyas, la cultura de los pueblos y sus valores de convivencia
y respeto auténticos. Para ello se debe cambiar el sistema educativo
y para cambiar este sistema se debe preguntar a quien sabe de educación:
a las maestras, a los maestros, conocer sus prioridades y sus necesidades
en el día a día, escucharles, aprovechar su experiencia.
Valorar su trabajo de educadores/as de generaciones futuras, de sociedades
felices, dejarles desarrollar su “arte de educar”, proporcionarles
autonomía verdadera para poder educar en la búsqueda de
una libertad compartida, del placer del conocer y relacionarse, de lograr
independencia personal tanto en lo académico como en lo personal
para desarrollar personas maduras y responsables. Con la madurez intelectual
y emocional suficiente para enfrentarse a problemas y poder resolverlos
con el diálogo y el razonamiento. Apoyarles en su autoridad de
maestros/as, de educadores/as, dejándoles hacer su trabajo y
valorarlo como imprescindible para la salud de nuestras mentes, de la
sociedad, como dignos herederos de los maestros socráticos que
sólo sabían que no sabían nada, que el conocimiento
se construye cada día y que se construye entre todos/as.
Y para ello es imprescindible paralizar el acoso sociolaboral al maestro,
que no es un acoso entre iguales, no es “buylling”. En este
caso es el acoso de una sociedad entera que mira a las aulas para que
allí se arregle lo que la sociedad en general y sus intereses
socioeconómicos en general se encargan de desarreglar, sin plantearse
disminuir el número de alumnos/as por aula (en Extremadura necesitamos
al menos 2.000 maestros más), sin cuestionarse si la invasión
de ordenadores en las aulas ha sido perjudicial pedagógicamente
hablando ( el ordenador condiciona la labor educativa y la comunicación),
sin implicarse socioeconómicamente en buscar soluciones definitivas,
sin preguntar por las necesidades y prioridades reales de los centros,
los alumnos/as y los maestros/as, sin apoyar realmente los desdobles
y los apoyos, sin favorecer un contacto real entre las familias y las
aulas, sin saber aprovechar la experiencia de los profesionales. Vivimos
una profesión acosada y más aún desde la propia
administración, pudiendo llegar en determinados casos como es
el del colectivo docente interino a un acoso constante de unos trabajadores/as
que realizan día a día durante varios años su labor,
demostrando su valía en los grupos más conflictivos, ejerciendo
cada año la labor de tutores, cambiando cada año de centro
educativo, cubriendo las necesidades de un sistema que al año
siguiente prescinde de él/ella y lo manda a la cola del paro.
Sí eso es acoso laboral, un acoso que no es físico pero
que como en el caso del buylling, el maestro/a es agredido/a en su dignidad
laboral y personal, cuestionado/a en unas capacidades una y mil veces
demostradas en el día a día del aula y en los aprobados
de oposiciones cada dos años, socavando su autoestima desde las
administraciones educativas que no cooperan en aplicar una solución
cien veces demandada, en resolver un problema por ellas creado debido
a su cicatería presupuestaria y mala gestión de personal
y recursos, el interino/a es infravalorado/a entre sus iguales pues
cada dos años debe pasar una prueba que no demuestra más
que sus años de trabajo y su práctica diaria; siendo esos
mismos compañeros/as quienes le valoran en función de
unas pruebas subjetivas, desiguales e injustas, modificando de esta
manera sus relaciones sociales pues no puede disfrutar de una vida familiar
sana ni estable, provocando frecuentemente problemas de estrés
o depresión. Despojado de su derecho a un trabajo DIGNO, pues
no hay dignidad en la inestabilidad de todo tipo en que convierten su
vida, tanto laboral como social. Este acoso continuo y premeditado,
constante y negociado entre las administraciones educativas y los sindicatos
tradicionales también tiene un nombre anglosajón: “mobbing”.
Este acoso es motivo de denuncia laboral en este sentido, existiendo
ya sentencias firmes para atajarlo en las empresas y administraciones
públicas. Es por ello que entendemos justificado y animamos a
que se emprendan acciones legales para acabar con este acoso al colectivo
educativo interino extremeño y nacional, más aún
teniendo en cuenta que a colectivos semejantes como el de sanidad se
les buscó una solución y que desde PIDE y otros sindicatos
interinos se ha presentado un plan de solución beneficioso para
todas las partes a nivel nacional y estatal (Informe Ariño) y
no ha sido aún estudiado ni respondido. BASTA YA. Nuestra Educación
Pública no puede continuar así, aportémosle DIGNIDAD
entre todos y todas, pero ya, ahora, para todos y todas. La sociedad
lo agradecerá y nuestros hijos e hijas más aún.
Fernando Cabrero Rubio-.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario